lunes, 2 de diciembre de 2013

                                                                            III

No favoreciendo a los mejores,
se evita la discordia en el seno del pueblo.
No acumulando tesoros,
se evita que el pueblo robe.
No exhibiendo riquezas,
evita la confusión en los corazones.


Por eso el sabio, al gobernar, vacía de deseo los corazones y llena los estómagos,
debilita las ambiciones y fortalece los huesos.
Mantiene al pueblo alejado del conocimiento de lo malo
y del deseo de lo bueno,
y procura que los astutos no tengan oportunidad de intervenir.
Practica el no hacer
y de esta forma todo se reconduce.



Lao Tse
Tao Te Ching 







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